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Un frío día de invierno asomado a la ventana de la antigua rectoral el viejo cura miraba caer la nieve. Aquel año se dejó ver muy temprana.
Se acercaba Navidad. La Iglesia estaba adornada con muérdago y con acebo. Al fondo, sobre unas tablas un belén... María, José el Niño y la Cueva santa, pastores y lavanderas, ríos de papel de plata y más arriba la nieve de harina por las montañas, y aún más arriba la estrella que a los Magos acompaña...
Cuando llega Navidad es costumbre inveterada que comiencen a llegar tarjetas y alguna carta de amigos y conocidos, mezcladas con propaganda. Todas nos dicen lo mismo y con las mismas palabras: “Feliz año te desea...” después de un... “Felices Pascuas” Si añaden una noticia casi nunca dice nada y lo que más incomoda es que las figuras santas de Navidad se suplanten con imágenes paganas...
Abriendo sobres el cura así las horas pasaba, cuantos más sobres abría más frío siente en el alma. Abrió la estufa de hierro que en un rincón calentaba las largas horas de invierno y allá fueron sobres, cartas, y demás correspondencia a ser pasto de las llamas.
Un poco más de calor se notó en la oscura sala.
Se acercó después de nuevo pensativo a la ventana. Entraba un rayo de sol, le dio de lleno en la cara, y pensó: Quizá el Señor ha visto el frío en mi alma y quiere con este rayo felicitarme las Pascuas.
José Manuel Feito
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