HIJOS DE DIOS

Somos fieles discípulos de Cristo,
relatamos al mundo sus hazañas,
mas no todas cabrán en solo un libro,
son más de las que puedan ser
contadas
 
Él es Rey, el ungido Hijo de Dios,
venció al mal en la terrenal batalla.
Por su muerte en la Cruz y su perdón
al alma envilecida cura y salva.

Caminó por el mundo haciendo el bien,
remedió enfermedades de las almas,
la vida eterna da al que tiene fe
y permanece fiel a su Palabra.

Olvidó su dolor, nuestro pecado,
nuestras culpas dejó en la Cruz
clavadas.
Sigamos sus ensangrentados pasos,
y seremos. con Él, luz y esperanza.
 
Por el bautismo somos misioneros
en la tierra que espera su llegada,
al concluir el fin de nuestro tiempo
nuestra almas serán por Él juzgadas.

Es su cuerpo y su sangre el alimento
que nos mantiene libres, sin
murallas.
Guía nuestro camino su Evangelio
para alcanzar el vuelo de las
águilas.

Llevamos a la tierra luz del cielo,
la música inicial de su Palabra,
servimos,
con fervor, al ministerio:
dar al mundo la paz y la esperanza.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
email del autor:
universo@universoliterario.net

|