EL TERRADO DE LA CONCIENCIA
Jesús cura a un paralítico:
Mt 9,1-8; Mc 2,1-12; Lc 5,17-26
Del libro "VERBO y verso"
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés

Esquivando barreras materiales,
sobrevolando escollos,
arañando paredes,
lejos de la cordura,
movidos por la fe,
se acerca el cuerpo inmóvil
a la esperanza azul.

Un noble sol revela
el poder del Amor,
nueva misericordia que perdona.
El espíritu alcanza su morada.

El cuerpo, libre de ansias y ataduras,
se levanta y camina
por la senda de rosas y jazmines,
se aproxima al balcón de inmensidad
y brota de su barro el edificio
formado con pilares de la fe.

Tiemblan viejos cimientos
de los seres sonámbulos de dudas,
ebrios de vanidad y de poder,
con los sentidos presos en el fango,
esclavos de la piedra,
ciegos frente a la luz.
Se turban ante la única verdad,
blasfemia para el necio,
y encuentran la respuesta en el milagro.

MI ALMA RENOVADA
Subí al terrado gris de mi conciencia
para abrirlo al destello de tu rayo,
a tu misericordia y a tu ciencia.
Hoy tus sabias promesas no soslayo,
las amo, las comparto y las medito,
y soy tu humilde siervo, tu lacayo.

Late por ti mi corazón marchito
paralizado ante el dolor ajeno,
ahora libre palpita amor, contrito.

¡Perdona mis pecados, Nazareno!
recíbeme en tu casa, en tu morada,
absuélveme, levántame del cieno,
y llegue a ti con mi alma renovada.

Emma-Margarita R. A.-Valdés
Del libro "VERBO y verso"
email del autor:
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